La profesión de terapeuta suele implicar bastante soledad, convivimos con un alto nivel de intensidad emocional (ajena y propia), que requiere de nosotras altas dosis de presencia, escucha, empatía y claridad mental.
Lo que nos sucede en el interior de la consulta, con cada persona con la que trabajamos, va haciendo poso en nosotras y no siempre nos resulta sencillo encontrar espacios de reflexión e integración para ir canalizando, dando lugar y encontrar el sentido de coherencia a lo vivido, lo pensado, lo «contagiado» emocionalmente.
También porque vivimos en un sistema en el que lo anormal está normalizado. Normalizando la negación de los ciclos y las estaciones de la psique, del alma y de la piel. Nuestros ciclos internos siguen siendo forzados a adaptarse a ritmos artificialmente tecnológicos y lineales. Lo personal es político, y lo cultural y político también va calando, se va haciendo cuerpo y mandato introyectado en nosotras, hasta que se vuelve personal, impactando también en lo profesional. Y caemos en trampas y autotrampas que demasiado frecuentemente nos llevan a sufrir sequedad, cansancio y añoranza.
Especialmente si trabajamos cerca del trauma y en contacto con relatos de violencias, conocemos las secuelas de la psicofisiología de la fatiga por compasión y el trauma vicario, y la necesidad de equilibrar nuestra implicación empática, regular la activación de nuestro sistema nervioso y mantener nuestra habilidad para pensar con claridad.
Algunos síntomas que pueden indicar que nos acercamos al burn-out y la necesidad de autocuidado profesional son:
sentirnos habitualmente cansadas, desgastadas, enfadadas, o impotentes y desanimadas, con sensaciones de fracaso, baja autoestima profesional, con miedo a las posibles consecuencias o irreversibilidad de nuestras intervenciones o todo lo contrario: desarrollando ideas grandiosas y omnipotentes sobre lo fundamental e imprescindible de nuestra presencia en la vida de las personas con las que trabajamos. Desde una polaridad u otra, podemos saltarnos nuestros propios límites o dejar que sean sobrepasados. Tener interminables listas de pendientes por hacer, mantenernos en alerta emocional permanente, dificultad para parar y relajarnos, agotamiento mental, mostrarnos cada día más cínicas, desconfiadas, críticas o descreídas o sentir que necesitamos poner distancia, anestesiarnos emocionalmente, dejar de contactar «tanto» con el dolor propio y ajeno, insensibilizarnos para poder seguir trabajando, perder la conexión con nosotras mismas y nuestra capacidad de autoescucha, autenticidad, espontaneidad, creatividad, capacidad de disfrute y placer, y además sintiendo vergüenza y culpa por no cuidarnos como sabemos que deberíamos.
Podemos atravesar cíclicamente crisis personales o profesionales, dejar duelos incompletos, robarnos tiempos de calidad y disfrute y ocio, viviendo desde la carencia, el sobreesfuerzo, el sacrificio y la sobreentrega a los demás. Negando o ignorando nuestros propios síntomas y malestares y descuidando nuestra salud física y emocional, porque siempre podemos hacer un poco más.
Conscientes de la responsabilidad que tenemos como terapeutas y de la necesidad de espacios de nutrición profunda y verdaderamente nutricia de alma, cuerpo y ser, ofrecemos un espacio y un tiempo de encuentro en calma, un paréntesis en nuestra rutina de trabajo para:
- La intervisión grupal sobre aspectos comunes que nos preocupan y ocupan en nuestra práctica profesional.
- Encontrarnos con nosotras mismas, para nutrirnos la piel y el alma
- La cocreación reflexiva de estrategias de autocuidado y sostén, de manera que podamos ofrecer esa nutrición e inspiración, presencia y escucha después a las personas con las que trabajamos.
- Tomar mayor conciencia de los efectos de la transferencia y contra-transferencia para utilizarlas a favor del trabajo y la relación terapéutica y diferenciarlas de las reacciones apropiadas a las circunstancias.
- Atender las consecuencias de las resonancias emocionales y la empatía somática insconsciente.
- Contactar con la alegría del movimiento y la vitalidad.
La propuesta metodológica de partida surge del encuentro entre el libro de Clarisa Pínkola Estés «Mujeres que corren con los lobos» y la metodología desarrollada por Jaqui Zieler y la Fundación Creavida en Argentina durante más de 30 años en torno a la profundización en cada uno de los cuentos que compone el libro. Puedes leer más sobre los grupos y el trabajo desarrollado en Argentina aquí.
Desde un enfoque Humanista Integrativo, que incluye la mirada psicodinámica, la sistémica, de género y feminista, salutogénica, el trabajo psicocorporal desde el sistema Río Abierto (que integra Gestalt, Bioenergética, terapias energéticas, creativas y enfoque Transpersonal), el trabajo con el Sistema Nervioso desde la Teoría Polivagal.
Abordaremos temas como:
- La ruptura del encuadre terapéutico
- El desgaste físico, creativo, emocional y mental
- Autoexigencia, y exigencia: el perfeccionismo
- Los límites conmigo y con pacientes
- Pacientes que me generan conflicto o ambivalencia emocional
- La relación con el dinero y la confianza
Ademas nos sirve para:
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Reconsiderar los valores, enfoques y miradas sobre la psicología y la práctica terapéutica que ya no encajan con la mujer que soy hoy ni con la terapeuta que quiero ser.
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Revisar y transformar las actitudes internas que ya no nos resultan de utilidad en en estos momentos.
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Crear lazos entre compañeras para sostener la tensión que supone cuestionar y salir de los mandatos del patriarcado.
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Desarrollar la confianza en el criterio propio.
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Abordar el conflicto entre las demandas y exigencias de las demás personas y los límites que me permiten ser fiel a mi misma y mis necesidades.
1 Viernes al mes (fechas a concretar)
Horario: de 10:30 a 13:30
Facilitamos:
María Ramos González: psicóloga especializada en género, infancia y familia.
Colegiada M 17586. www.mariaramosgonzalez.com
Mónica Sánchez Gallego, psicóloga y terapeuta psicocorporal
Colegiada M-18806 www.monicasanchezgallego.com
Puedes leer más sobre el trabajo de años anteriores aquí 2019-2020 , aquí 2020-2021 y aquí 2021-2022)