Desescalada Emocional

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Después de meses de Confinamiento, nos hemos ido preparando para la salida y ahora, según nos vamos adaptando a las posibilidades y opciones que nos ofrecen las distintas fases, muchas personas nos estamos encontrando con paisajes emocionales internos no esperados.

La desescalada es también un proceso interno, psicoemocional, que varía enormemente según las personas, incluso varía según el día…

Algunas personas, algunos días, deseando recuperar algo similar a la cotidianidad de la vida de antes.

Algunas, algunos días lanzándonos al afuera, deseosas de planes, reencuentros y acción.

O saliendo con calma y firmeza, sostenidas por la confianza en nuestros cuerpos y en los procesos y ciclos de la vida.

Resistiéndonos.

Saboreando en secreto los coletazos de la magia que ha traído este confinamiento.

Con miedo a la salida y lo que traiga,
a la incertidumbre en lo personal, lo familiar, lo económico, lo social, la salud, los cuidados, los amores.

Con pereza o miedo a la vuelta a una «normalidad» que era de todo menos «normal».

Con deseo de quedarnos un poco más en el mundo del adentro.

Sintiendo una inevitable precipitación y presión en esta salida, en tener que planificar, socializar…

Negándonos a salir si no es con nuestras propias normas. Nuestras adolescentes interiores están muy activas en estos tiempos. O a mi manera o no me compensa. Esto le está ocurriendo también a muchas niñas y niños, para quienes las medidas de alivio se quedan mucho más allá de cortas, y si es «a medias» prefieren no salir, no quedar, no jugar fuera (esto está pasando especialmente en grandes ciudades, donde la tensión social es mayor).

Algunas muy cansadas emocional e incluso físicamente. Desgastadas tras sostener tanto, de convivir con el estrés que ha supuesto el día a día y también de contener tantas emociones durante estos meses de confinamiento. Deseando vacaciones y poder parar de verdad, ni mucho menos volver a la actividad «normalizada».

Algunas impactadas por lo vivido, sorprendidas de que la vida continúe su ciclo cuando estamos todavía en ese impacto y en la incredulidad (de lo intenso, de la sensación de irrealidad, del dolor de la pérdida…)

Algunas inmersas en duelos.

Algunas re-aprendiendo a estar en la vida.

Algunas, algunos días redescubriéndose y creciendo.

Algunas, algunos días,  quitando el velo al des-amor, mirando de frente a las relaciones que ya no funcionan más.

O descubriéndose en nuevos amores.

Algunas…

Algunos días…

Desde estos y otros lugares internos, los que que cada una vamos transitando, sigue siendo importante que nos detengamos a sentir, a escucharnos, a darnos cuenta… respetando toda la gama de emociones que aparezcan, la diversidad de vivencias, la vulnerabilidad, la irritabilidad, la tristeza, la rabia, la desgana, la pereza, el miedo, la desconfianza, la vergüenza, la culpa…

No tenemos que salir más fuertes de esta, no tenemos que poder con todo, no tenemos que haber sacado ya aprendizajes, ni demostrar nuestra supuesta resiliencia.

Porque ahora, todavía (y siempre que lo necesitemos) está bien no estar bien.

 

 

Está bien no estar bien I

Está bien no estar bien II: Emociones normales en tiempos fuera de lo normal

Está bien no estar bien III: Autocuidado y Nutrición psicoemocional

Está bien no estar bien IV: Acompañar a la infancia

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