Se están compartiendo muchas reflexiones sobre lo que nos sienta bien en estos tiempos, sobre lo que debemos hacer y no hacer… sobre lo que debemos sentir y no… Qué cansado me está pareciendo todo esto.
Está bien no estar bien. De hecho es lo más normal teniendo en cuenta que lo anormal es la situación psicosocial que atravesamos.
Ya has recibido muchas recomendaciones para cuidarte. No me voy a repetir, pero sí quiero recordar algunas herramientas que todas y todos tenemos disponibles y que en otros momentos de nuestras vidas seguro nos han ayudado como refugios: la escritura, la música, la meditación, el baile, estirar y mover el cuerpo, pintar, tejer, trabajar arcilla, tener ratitos de silencio… nos sirven como brújulas y nos guían desde dentro en momentos en los que resulta imprescindible bajar el volumen al ruido externo, porque puede llegar a resultar abrumador.
Y también:
- Llevar un cuaderno de gratitud. Porque tenemos muuchas cosas buenas que agradecer cada día (es precioso hacer esto también con peques)
- Rescatar buenos momentos de la memoria y capturarlos de alguna manera
- Hacer un collage con deseos, sueños y planes para el futuro
- Repasar álbumes de fotos, escribir historias familiares
- Trabajar con el Árbol Genealógico familiar. Qué buen momento para pedirles a nuestros mayores que nos cuenten historias de sus vidas… y nos dará mucha luz sobre importantes aspectos actuales de las nuestras.
- Si estás en etapa de menstruar, aprovechar el tiempo en casa para aumentar el autoconocimiento de tu ciclo menstrual desde la conciencia corporal, tomando más conciencia de los movimientos uterinos y los ciclos de vaciado, de manera que puedas acompañarte a ti misma en el proceso de experimentar el sangrado libre de la misma manera que cuando eras pequeña pasaste por el proceso de controlar esfínteres.
- Regalarte baños de sal marina
- Volver al presente. Aquí y Ahora. Cuando te descubras escapando al pasado o al futuro, volver amorosamente al presente. Aquí y Ahora. Y dar por hecho que te volverás a escapar de tu propia presencia de nuevo. Cuando esto suceda, volver otra vez, amorosamente al presente.
- Algún ratito de sol directo. Ya sabes que la vitamina D es ♡
- Llevar un diario de sueños. Anotarlos nada más despertar, con la mayor cantidad de detalles posible, y dejar que sus mensajes y símbolos vayan tomando, poco a poco, sentido en ti. Es una de las maneras más directas que nuestra alma tiene para hablarnos.
- Ralentizar todo. La manera de comer, charlar, de escuchar, Qué oportunidad para transversalizar la slow life y el decrecimiento.
- Darte el mismo descanso radical y profundo que está recibiendo la Tierra.
- Descansar de pantallas.
- Mirar cada día un ratito a algún horizonte para dar descanso a tus ojos y tu mirada.
- Darte automasajes. Sentir tu piel. Recuperar la sensibilidad de tu tacto y contacto.
- Aburrirte. Dejar espacio para que la creatividad te pueda sorprender.
- Probar a hacer o decir algo que nunca te has atrevido.
- Aprovechar para salirte de los grupos de whatsapp que sientes tóxicos o que ya no te aportan desde hace tiempo.
- Hacer limpieza de cambio de estación con el método Bruja Sabia. Revisando, ordenando, revalorando y barriendo lo que sobra y sacándolo de tu vida
- Concentrarte varias veces al día en tu Respiración. Observarla. Observarte.
- Contemplar. Detalles casi inadvertidos del ritmo de la calle, el juego de tus hijes, el movimiento de las hojas de un árbol, tus manos mientras friegas lentamente los platos, enfocarte en tus sentidos con atención plena.
- Masturbarte, haciéndote el amor a ti misma con dedicación y exquisitez.
- Cuidar un poco más tu alimentación. Deja de tomar alguno de esos alimentos que sabes que no te hacen bien. Poner atención en Nutrirte en lugar de llenarte.
- Preguntarte cada día ¿en qué puedo contribuir hoy al bien común? Involucrarte en algún movimiento vecinal, comunitario, activista (con especial atención a diferenciar entre justicia social y caridad y a revisar si lo haces desde alguno de los arquetipos buenistas de la mujer sacrificada, abnegada, o cuidadora y salvadora…)
- Aceptar. No se trata de aceptar la realidad porque sea «buena», sino sencillamente porque es «real». Abandona la lucha interna por desear que las cosas sean de otra forma a cómo son ahora, en este momento. Vivimos aquí y ahora. Trata de anclarte en el momento presente, y evita vivir anhelando el pasado o ansiando el futuro.
- Ponerte pequeños objetivos diarios. Ocuparte de lo que sea posible.
- Darte cuenta de tu propio diálogo interno contigo misma, detecta cuando surjan voces internas críticas (“lo has hecho mal”,” no vas a poder con esto”), reconócelas y déjalas pasar, suavizando ese diálogo interno.
- Ser paciente, compasiva y amorosa contigo misma.
- Amar mejor. Amarte mejor.
Si estás cuidando de peques, adolescentes o personas mayores sigue leyendo aquí
Está bien no estar bien II: Emociones normales en tiempos fuera de lo normal
Está bien no estar bien IV: Acompañar a la infancia